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INFORMACIÓN GENERAL


Ubicación

Se encuentra este despoblado en el término de Ezprogui, antiguo “Val de Aibar”, ubicado entre el despoblado de Irangoiti y la localidad de Moriones. Desde este último pueblo, por encima de su cementerio, sale una pista hacia Guetadar. Poco antes de pasar la compuerta del barranco de Gardalain sube un camino hacia la derecha que en 15 minutos nos sitúa ante las ruinas de Gardalain.


Historia

Todo parece indicar que la presencia humana en este lugar  data de muy antiguo. Muy cerca de las actuales ruinas de la localidad se ubica un asentamiento al aire libre con restos del Eneolítico-Bronce.
Parece muy probable que entre las casas de esta localidad existiese en otro tiempo una construcción palaciega. De hecho, Sada y Gardaláin tuvieron un mismo señor, que en el año 1613 era Juan de Aibar y Azpilcueta.

Precisamente, dentro de esta saga familiar, en la historia de Gardalain brilla con luz propia la figura de Miguel de Azpilicueta, a quien habría que situar en el siglo XV.
Tal y como recogen las hermanas Rosa y Ana Iziz en su libro “Los Aibar. Linaje de reyes” (2011), era en el año 1452 cuando el rey Juan II donó a Miguel de Azpilicueta, escudero agramontés y capitán de la fortaleza de Sada, las rentas del desolado de Gardalain, estimadas en 15 libras, como compensación por su fidelidad. “Miguel fue hombre sanguinario, de maneras primitivas, que iba a Gardalain con sus hijos y amigos y destruía las casas, quemaba las mieses y mataba las reses de los vecinos, que lo consideraban un déspota. Se llegó a tal grado de conflictividad que en una de las ocasiones en que hubo una pelea por las yerbas, asesinaron a uno de los hijos bastardos de Azpilicueta. Entonces éste recurrió a los tribunales que sentenciaron que él disfrutase de las yerbas de Gardaláin desde la cruz de septiembre a la cruz de mayo, y los demás vecinos desde la cruz de mayo a la de septiembre”, recogen las hermanas Iziz.
Miguel de Azpilicueta nombró heredero a su hijo primogénito Pedro (que llegó a ser Condestable del reino), a quien en 1471 el rey Juan II le confirmó la donación a perpetuidad del lugar de Gardaláin, con sus montes y términos.
El Diccionario de la Academia de la Historia recogía a principios del XIX la existencia de Gardaláin como “uno de los siete lugares que componen la tierra que llaman Vizcaya del valle de Aybar”. En 1802 contaba esta localidad con siete casas habitadas, en las que vivían un total de 33 vecinos; el lugar era en aquél momento propiedad del Barón de Beorlegui (el primer título nobiliario que se concedió en Navarra), lo que le permitía a este lugar ser considerado como señorío de realengo. Gobernaba el lugar un diputado, designado por su antecesor, y por los regidores del lugar, previamente elegidos por los vecinos.
En 1858 Gardaláin contaba con 59 habitantes; con 33 en 1887; con 54 en 1900; con 44 en 1910; con 43 en 1920; con 30 en 1930; con 26 en 1950; y con 9 en 1960. Es en esa década cuando, tras ser comprado el término por la Diputación Foral de Navarra, queda totalmente despoblado.
La guía “Navarra a la vista”, de carácter anual, en su número correspondiente al año 1944 informaba que ese año Gardaláin contaba con 30 habitantes de hecho, y 30 de derecho; decía también que su riqueza residía en la ganadería; e informaba que el párroco era don Sotero Elizari, que el propietario de la localidad era don Manuel González de Castejón (Barón de Beorlegui), y que quien explotaba sus terrenos era doña Teresa Armendáriz.
En la actualidad Gardalain pertenece al Patrimonio Forestal de Navarra, integrado en la finca denominada Ezprogui (integrada por los despoblados de Sabaiza, Usumbelz, Guetádar, Julio, Arteta, Loya, Gardalain, e Irangoiti), con importantes masas forestales de roble y de pino laricio, este último de repoblación y silvestre.


Estado de conservación

En la catalogación fotográfica realizada en esta localidad en octubre de 2009 se pudo constatar la inaccesibilidad a los edificios, salvo que se vaya debidamente equipado para caminar entre zarzas.
El único edificio que mantiene sus cuatro paredes en pie es la iglesia. Ninguno de los edificios conserva su cubierta, y de todos ellos tan sólo quedan algunos lienzos de pared en pie, y numerosas paredes derrumbadas cuyas piedras se entremezclan con las vigas de madera caídas. Solo quedan restos de paredes de piedra; no se aprecia presencia de ladrillos, ni de tejas, ni de cal. Llama la atención el pequeño tamaño de los vanos de las puertas.
La localidad está anunciada en un lado de la pista con una columna en piedra de la que con una cadena cuelga un rótulo de madera que lleva grabada la palabra “Gardalain”. Debajo de ese rótulo aparece un letrero blanco de madera y un buzón de hojalata. El letrero blanco anuncia la presencia a 1800 metros de la nevera del lugar. Y en esa misma pista, a unos 2500 metros se anuncia también la presencia de una sepultura, pero en la prospección realizada no se pudo localizar.
En el acceso que hay en la pista para entrar a Gardalain existe un abrevadero, una construcción ganadera moderna con yeguas en su interior, y un depósito grande para el suministro de sal.

Curiosamente, meses después de realizado este informe sobre el estado de conservación, un pequeño grupo de jóvenes apostó por irse a vivir a esta localidad. Con desbrozadotas limpiaron de maleza los accesos a la iglesia, que era el edificio que mejor se conservaba, a pesar de estar hundida toda la cubierta y de tener lienzos de pared totalmente derruidos. Recompusieron las paredes, hicieron tejado nuevo, y desde entonces allí viven, devolviéndole al pueblo un aspecto que hacía ya varias décadas que había dejado de tener.


Nevera

Queda dicho que a unos 1800 metros del pueblo se conservan los restos de una nevera. La única referencia documental que de ella tenemos dice que: Juan de Aibar y Azpilcueta, señor de los palacios de Sada y Gardalain, entra en litigio en el año 1613 contra Juan de Leoz, Diego García, Martín de Moriones y otros, vecinos foranos de Gardalain, sobre corte abusivo de árboles e impedimento de las obras de construcción de una nueva nevera. (AGN-100961).


Intervenciones patrimoniales

Según informa la Gran Enciclopedia Navarra en el asentamiento del Eneolítico-Bronce que hay junto al caserío de Gardaláin se recogieron varias muestras, destacando entre todas ellas un útil pulimentado trapezoidal plano.

A mediados de los años setenta del siglo XX el arzobispado retiró de la iglesia de San Vicente dos piezas interesantes. Por un lado, de la sacristía se retiró un hermoso lavabo de piedra, o fuente, con la inscripción IHS / AÑO 1751, con su correspondiente desagüe con canalización de piedra; es una pieza que luce un marco rectangular moldurado, coronada en su parte superior por un frontispicio triangular, que aloja en su parte central una pequeña hornacina con su propio pedestal, de donde brota el agua; el frontal de este pedestal exhibe una curiosa cabeza humana tallada en la piedra. Y por el otro lado se retiró la pila bautismal, de trazo sencillo y simple, lisa –sin decoración alguna-, pero de una robustez extraordinaria; la línea superior del vaso presenta un trazo lobulado. Ambas piezas, oportunamente retiradas, se conservan desde hace unas décadas en la parroquia de San Blas, en Burlada (Navarra), cumpliendo con la función para la que fueron creadas.

En octubre de 2009 retiran para su catalogación dos viejas herraduras de ganado caballar. Una de ellas estaba entre los escombros, y la otra estaba colocada en una pared desempeñando en otro tiempo la función de argolla; esta última herradura conserva dos de los clavos con los que fue herrada. Se hace un amplio reportaje fotográfico con el que se levanta acta del estado de conservación de ese despoblado.


El último vecino

Se sabe que el último vecino que habitó Gardalain era Sebastián Orzanco. Años después de su marcha tomó la iniciativa de arreglar el cementerio de la localidad, trasladando allí los restos de su hermana y de sus padres.