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Ubicación

Se encuentra este despoblado en el término de Ezprogui, antiguo “Val de Aibar”, ubicado entre la localidad de Moriones y el despoblado de Guetadar. Desde la localidad de Moriones, por detrás de su cementerio, sale una pista hacia el despoblado de Guetadar. 200 metros antes de llegar a la presa de Guetadar una casi invisible senda nos lleva hasta Usumbelz.


Historia

Esta localidad ya en el siglo XV figuraba como despoblado. En el siglo XVI, en el año 1553 Luis de Beaumont aspiraba a poseer este señorío ante el patrimonio real. Seguramente que en esa época ya estaba de nuevo habitado; en 1646 contaba con dos fuegos. En el año 1802 la localidad de Usumbelz formaba parte del mayorazgo de Mendinueta. En 1858 tenía 16 vecinos; en 1887 tenía 6 habitantes; 10 en 1930; 8 en 1940; y 5 en 1950. Para el año 1960 ya estaba despoblado de nuevo, igual que sucedía con los otros despoblados que integran la finca forestal de Ezprogui.
En los años cuarenta del siglo XX su iglesia dependía de la de Guetadar. Pertenecía entonces al Conde de Aibar; su colono era Canuto Orzanco, casado con Nicasia Armendariz. Este matrimonio, y sus hijos (Zoilo, Demetrio, Lucía, Asunción, Timoteo, Adriana…), fueron los últimos habitantes de esta localidad.


Estado actual

La localidad de Usumbelz podríamos decir que es casi inaccesible. Solo apta para montañeros y para personas dispuestas a moverse entre zarzas. Quedan medianamente en pie tres edificios.
Por un lado está la iglesia, sin cubierta, sin vigas, sin puerta ni dintel, con paredes a media altura, cuyo interior está totalmente cubierto de maleza, y sin ningún signo exterior e interior que ayude a pensar que esas ruinas corresponden al viejo templo. Anexo a la iglesia hay un pequeño habitáculo, también desprovisto de cubierta y de puerta, repleto de maleza. Se detecta que el edificio tuvo cubierta de lajas, ausencia total de tejas.
Por otro lado hay un edificio que está claro que es el principal, de dos alturas, si bien la planta baja ha visto elevar su suelo a causa del hundimiento de todo el tejado de lajas. Conserva algunas de las vigas que soportaron el suelo del piso superior. Ventanas muy pequeñas, y portada rectangular sin puerta. En el muro trasero sobrevive todavía el sukapare (hueco que había detrás del fogón). La pared que da directamente al río (que discurre 10 metros más abajo, casi en línea vertical) si se mantiene todavía en pie es porque el entramado de hiedras la ha consolidado. En el lateral opuesto a esa pared, junto al edificio, hay un pequeño complejo de muros que en otro tiempo sirvieron para encerrar ganado.
Y el tercer edificio, también en ruina total, es de reducido tamaño, en el que quedan pequeños lienzos de cubierta, que fue oblicua y con caída hacia atrás. Se puede apreciar el antiguo sistema de construcción tradicional de tejados, en donde sobre las vigas de madera se colocaban varas de boj, que es una madera muy resistente, y sobre estas las lajas planas de piedra.
Quedan restos empedrados del viejo camino que iba hacia Moriones.